Diario de Carlota

                                      Diario de Carlota,1ª parte
Me llamo Carlota, Carlota González,y tengo 14 años. En realidad, me llamo Carla Verónica González, pero es un nombre taaaaan largo y aburrido, que ahora solo me llaman así algunos familiares lejanos.
Bueno, dejo ya de soltaros el rollo con mi nombre y voy directa al grano: Quiero ser escritora. Lo sé, lo sé, o soy muy directa o me paso el día andándome por las ramas .Yo soy así, acostumbraos.
Haber, volvamos al hilo central: Me llamo Carlota, tengo 14 años, blablabla, blablabla, blablabla, quiero ser escritora. Os lo explico; ¿Nunca os a pasado que sentís que una está hecha a vuestra medida, como si hubierais nacido CONCRETA Y ESPECIALMENTE para esa cosa (si no os ha pasado nunca, tenéis un problema)? Pues eso es lo que me pasa a mí con las palabras. Me siento como si llevara toda mi vida escribiendo, sintiéndolas mágicamente a mi alrededor, inundándome como el gigantesco océano, mágico e inexplorado. Además de escribir, me encanta leer, porque el mejor lugar para viajar es un libro.
Algún día me gustaría poder escribir mí propia novela…Sé que parecerá imposible, pero he encontrado una gran oportunidad: un concurso de cuentos. El premio es una especie de campamento para los 15 ganadores, en el que tendrán la oportunidad de mejorar su técnica con grandes escritores españoles (Laura Gallego, Juan Madrid, Jordi Sierra i Fabra, Elvira Lindo, etc.)como ayuda en el campamento. A lo largo del campamento, todos los ganadores irán escribiendo una novela cada uno, que al final se editará y se publicará en una colección de la editorial SM titulada “Concurso de Jóvenes Escritores”.
Es fantástico, ¿verdad? Aunque yo todavía lo veo como un lejano e imposible sueño, estoy dispuesta a darlo todo en ese concurso.
Y aquí empieza toda la historia, cuando mi madre me pidió (bueno, más bien me EXIGIÓ) que recogiera mis cajones y mi escritorio, que según ella, son una leonera. Estaba recogiendo y ojeando el tercer cajón, (que
es, efectivamente, una leonera) cuando encontré unos cuantos folios amarillentos, grapados de mala manera, con una portada principal en la que ponía con letras torcidas y muy grandes “DIARIO DE CARLOTA”. Ojeando las páginas, me di cuenta de que era una especie de novela que escribí con 8 años. ¡Era perfecta para presentarla al concurso! Pero antes tengo que leerla y acabarla, porque lo que tenía hecho no conseguí acabarlo…Bueno, me va a costar bastante pero estoy dispuesta a estarme toda la noche si es necesario para acabarla.
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-Capítulo 1, Me llamo Carlota:
Me llamo Carla Verónica González y tengo 8 años, pero llamadme  Carlota aunque sólo me llame así mi mejor amiga, Sam. A mí me gustaría ser escritora, por eso escribo este diario-novela. Me gustaría partipar en el campamento del “Concurso de Jóvenes Escritores”, pero soy demasiado pequeña.
Aunque sólo es un sueño, me voy a esforzar al máximo para cumplirlo.
                                       Diario de Carlota,2ª parte
De repente, oí una voz que me llamaba. Me di la vuelta y vi una chica de melena rizada y pelirroja, ojos verdes y divertidos, cara pecosa e infantil y sonrisa pícara. ¡Era Sam!
-El sentido común me dice que alguien no hay dormido muy bien-dijo Sam, mirando preocupada mis ojeras.
-Tranquila, no es nada, sólo me he pasado toda la noche leyendo y corrigiendo un libro que escribí de pequeña-dije, bostezando.
-¿¿¿¡¡¡Queeee!!!???-dijo sorprendida-¿¿Vas a presentarte al concurso??-.
-¿Qué te creías, que iba a desaprovechar esta oportunidad?-.
-Pues como vas a necesitar mucho tiempo, voy a hacerte los deberes de semana santa-me dijo Sam, muy convencida.
 -Si claro, con todos los que nos han mandado-.
-Tú aprovecha que dentro de dos días vas a tener libre todo el día para leer y corregir tu libro, no te preocupes por los deberes-.
-¿De verdad, Sam?-dije mientras ella asentía-¡Eres fantástica!
-Sí, lo sé, pero no me lo repitas mucho que a lo mejor cambio de opinión-dijo Sam guiñándome un ojo.
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 -Capitulo 2, Carlota Reina de los Piratas:
Si, esa soy yo, Carlota la Reina de los Piratas. Os explicaré porque: A mi madre le tocó en un sorteo unas vacaciones en un velero para aprender náutica y navegación por unas islas tropicales. Según ella, sería divertidísimo, haría muchos amigos, y “¡Ya le gustaría a ella!”.
Sinceramente, yo no quería ir, prefería quedarme con Sam, pero mi madre insistió e insistió, y al final sí que voy a ir. Qué peñazo.
Cuando llegamos al puerto, vi un gran velero con dos mástiles altísimos. Ya me lo estaba imaginando: Carlota la pirata subida a los mástiles de aquel velero gritando “¡Al abordaje!”.AL fin y al cabo, a lo mejor sería una gran semana.
Pero eso se estropeó cuando miré a todos los lados para ver a mis compañeros de campamento, y no encontré ninguna chica. ”Bien empezamos”, pensé.
Pero antes de que pudiera preguntarle al organizador si había alguna chica, a parte de mí, en el campamento, vi una limusina negra que aparcaba por todo el morro delante del puerto.
Del asiento trasero del coche salió una chica de pelo castaño revuelto, con una sudadera y unas medias de colores, y del delantero, una señora mayor muy bien vestida.
-Estupendo-dije para mí misma-La única chica que hay, y es la típica ricachona creída.
-Venga Emilia, arréglate un poco, ¡no sé cómo se te ocurre ir con esas pintas!-oí que decía la señora a la niña.
-¡Cuantas veces te he dicho que me llamo Emily, y no Emilia!-dijo la niña, apartando molesta a la señora mayor, y andando en mi dirección.
-Yo también me he cambiado el nombre-le dije a la chica-Me llamo Carlota.
-Guay, yo me llamo Emily-me dijo la chica-¡Chócala!
Al principio yo no sabía que decirle, pero al final le choqué el puño y sonreí.
-Creo que vamos a llevarnos bien.
-Sí, creo que tienes mucha razón-me dijo Emily sonriendo.

Después de 5 días en el barco, y de haber encontrado una gran amistad en Emily, me desperté una mañana con el grito de “¡Al Abordaje!”. Pensando que era un sueño, me levanté de la cama, encendí la luz, y salí a tomar un poco de aire fresco. Al subir a la cubierta, vi una enorme goleta con una bandera negra y una calavera. Asustada, descubrí que habían enganchado su barco con el nuestro, y nos estaban remolcando hacia una pequeña isla que nunca antes había visto. Paralizada por el terror, lo único que se me ocurrió fue volver al camarote y avisar al organizador, que subió a toda pastilla a la cubierta y abrió la boca como un buzón de correos cuando vio la horrible bandera.
Cuando habíamos conseguido despertar a todo el mundo, habíamos llegado a la isla, y los piratas ya nos estaban prestando atención.
-Si nos dais a la chica os dejaremos libres-dijo uno, que parecía que era el capitán-Si no, os raptaremos a todos y pediremos un rescate por cada uno.
-¡Qué narices queréis de mí, viejos anticuados!-dijo Emily, dando un paso al frente.
-uumm, ¿quizá la pasta de tu rica abuela, niñata insolente?-dijo uno que tenía cara de rata.
-¡¡niñata tu madre!!-le gritó Emily, muy cabreada.
-Mejor estaos callados, y no os haremos daño-dijo el capitán-¡Amordazadlos y subidlos al Calavera Negra!-ordenó el capitán a su tripulación.

Me desperté atada con cuerdas en un sitio oscuro y húmedo e infestado de ratas. Lo único que recordaba era que había pataleado como una loca, había llenado de puñetazos a los dos piratas que me intentaban meter en un saco, los había arañado y ya no recuerdo más.
Mire a mi alrededor y descubrí a Emily a mi lado, ya despierta, y a su lado vi al organizador del campamento y a los otros dos chicos que iban en el velero.
-Tengo un plan-me dijo Emily al verme despierta.
-Pues vamos a por ellos-le conteste, porque estaba dispuesta a cualquier cosa por salir de aquel lugar.
-Primero, coge aquella llave-dijo señalando al vigilante, que estaba dormido.
Con los dedos de los pies, conseguí coger la llave.
-Ahora, pásamela.
Le di la llave, y se desató. En cuanto se liberó de las cadenas, me desató a mí, a los dos niños y al organizador.
-Vale, poneos las cadenas por encima sin ataraloslas-dijo dirigiéndose a todos-Como la mayoría han salido, aprovecharemos cuando vengan con la comida.
Cuando acabo de decirlo, apareció otro pirata con la comida, y cuando entró y nos la dejó al lado, saltamos encima suyo y le quitamos la navaja que tenía. Corriendo, salimos de la celda y llegamos  a la playa. Nos metimos en el velero y aprovechamos un motor de emergencia para salir pitando de allí.

Al día siguiente, estábamos en el puerto y allí estaba mi madre y mi padre, que me preguntaron a coro:
-¿Qué tal te lo has pasado?
-Muy bien-dije yo, guiñándole un ojo a Emily-Aunque ha sido un viaje muy tranquilito, no ha estado mal.
                                            Diario de Carlota,3ª parte

Las palabras del profesor de sociales me entraban por un oído y me salían por el otro, porque toda mi atención estaba concentrada en el reloj. Tic, tac, ¡nunca me había fijado en lo lento que iba! Quedaban 15 minutos para que nos dieran las vacaciones de Semana Santa. ¡Estaba deseando que llegaran!
 Me voy a ir a mi pueblo. Pienso aprovechar al máximo la tranquilidad de las vacaciones SIN DEBERES para pasarme todo el día leyendo, corrigiendo y acabando el Diario de Carlota, para poder presentarlo al concurso. ¡Y todo esto gracias a Sam!
Pensando en todo esto, mire otra vez el reloj y vi que quedaba 1 minuto. Dando patadas por debajo de la mesa fui contando los segundos.
10,9,8,7,6,5,4,3,2,1 y….
-¡¡¡¡LIBREEEEEEESSSSS!!!-gritamos a coro toda la clase, dejando al profesor con sus últimas palabras del trimestre en la boca.
Todos salimos corriendo, saltando por encima de las sillas y las mesas y gritando como locos maniacos.
¡¡¡¡¡ESTOY DE VACACIONEEEEES!!!!!
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-Capitulo 3, Carlota Roja:
Estaba leyendo “El Rey Midas” tranquilamente en mi cuarto ( es que me encanta leer en los días de tormenta) cuando se abrió la puerta de mi habitación y vi a mi madre, cargada de bolsas y con la cara iluminada, me dijo:
-Con esto que te he comprado vas a ser Caperucita Roja.
Nada más acabar de decirlo, me tiró literalmente de la cama, apoyó las bolsas y sacó todo lo que había comprado.
Vi una chaqueta roja, una camiseta roja con Caperucita pintada, unas medias rojas, y unas deportivas negras y rojas.
Cuando mi madre vio que mi boca se abría formando una “o” perfecta por la sorpresa me lo explico.
-Es para el desfile del colegio-me dijo sonriente-¿te gusta?
-Eeemmm, sí, me encanta todo mamá-dije, intentando sonreír-Es perfecto-para no decepcionar a mi madre, me puse a soltar mentiras.
Porque con esas pintas iba a ser la burla de todo mi curso durante EL RESTO DE MI VIDA.
Perfecto, a partir de ahora iba a ser “Carlota Roja”, sólo que esta vez, el lobo sería mi madre.
¿¿¿QUEE EL LOBO SERÍA MI MADREEE???Me di cuenta cuando vi a mi madre sacar un traje de lobo. ¿Mi madre vestida de lobo? ¿Mi madre la cocinera, aficionada a aprender costumbres extranjeras? ¿ESA madre, iba a ir vestida de lobo?
¡Ahora sería la burla de TODO EL COLEGIO!
Tenía que evitar aquello como fuera, o tendría que trasladarme a otro colegio, ¡qué horror!

Me pase toda la comida pensando y pensando y al final mirando el libro de “El Rey Midas” que había en la mesa del salón se me encendió la bombilla.
-Mamá, ¿te importa que salga un momento a la calle a comprar unas cosas?-dije poniendo ojos de cachorrito para convencerla.
-Bueno, vale, pero dile a Sara que te acompañe.
Sara es mi hermana mayor, tiene 16 años, y está en la edad del pavo, cosa que la hace la persona más insoportable que conozco.
Antes de salir, busque algunos planos para el que ahora sería el “P.P.S.M.R”(o lo que es lo mismo, plan para salvar mi reputación).
Entré  con Sara(o más que con ella, que estaba con los cascos puestos, con su subconsciente) en la ferretería, donde encontré todo lo que necesitaba para la máquina salvadora.

El día del carnaval tenía el P.P.S.M.R preparado para funcionar.
Me había pasado toda la semana creando un cacharro que dejaría en ropa interior a todo el colegio en el desfile (excepto a mí y a Sam, a la que el plan le había parecido divertidísimo).
Vale, esa era la solución para no hacer el ridículo con el disfraz de Caperucita, pero… ¿y el problema de mamá?
Pues muy sencillo. Vamos a aprovechar a Sam la bromista y le vamos a hacer cierta llamada falsa desde el cesto de la ropa….
-Buenos días, Che, me gustaría encargarle un buffet para una gran boda-le dijo Sam con acento argentino.
-Lo siento señor, pero no va a poder ser. Estoy ocupada-puntualizó mi madre.
-Che Boluda, ¿pero usted no me conose?-insistió Sam para convencerla-Soy un rico argentino y usted una cosinera afortunada, ¡va a sacar millones, Che!
-¡De acuerdo! Nos vemos en la puerta del hotel Palace de Madrid y concretamos lo del banquete-dijo mi madre, a la que Sam había convencido desde que dijo “argentino”.
Colgamos el teléfono y al oír que mi madre subía por las escaleras nos metimos corriendo en la habitación y cerramos la puerta.
Mi madre llamo y Sam y yo dijimos a coro:
-Adelante.
La puerta se abrió y mi madre nos dijo:
-Hola chicas- dijo, muy triste-Carlota, losientomuchopero novoyapoderiraldesfile,¿meperdonas?-dijo mi madre a toda pastilla.
-Pues claro, mamá, no pasa nada-dije sonriendo de oreja a oreja-Otra vez será.
Mi madre sonrió y me abrazó.
-Esta noche si quieres se puede quedar Sam a dormir-dijo mi madre, muy contenta-Y tú Sam, ¿De qué vas a ir disfrazada?
-De Caperucita Roja-dijo Sam guiñándome un ojo.
En cuanto mi madre se fue, Sam y yo empezamos a saltar locas de alegría y nos vestimos muy ilusionadas de Caperucitas Rojas.

En el desfile me metí la pequeña maquina salvadora con forma de mando a distancia en la capucha y fui con Sam riéndome durante todo el camino hacia el colegio. Por el pasillo para llegar a clase, todos iban riéndose de nosotras y de nuestro disfraz. A todos les respondíamos con un “Quien ríe ultimo ríe mejor” y una enigmática sonrisa.
Al llegar a clase nos pusimos en la fila y bajamos con todos a la calle. Según avanzábamos iban susurrando a nuestras espaldas y cuando Sam sacó la cámara, yo pulsé el botón y el final fueron muchísimas risas por parte mía y de Sam y un video de Youtube con millones de visitas.
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“¡Menuda imaginación!No se como lo voy a acabar,¡que difícil me lo he puesto!”
Todo esto lo iba pensando mientras miraba el paisaje desde la ventanilla del coche cuando,medio dormida,vi un camión que llevaba un precioso bote azul y blanco recién barnizado y muy brillante llamado “Carlota” que, aprovechando mi adormilamiento, despertó mi imaginación.
Cerré los ojos y soñé,soñé que me subia en el Carlota y navegaba por un océano de letras, con delfines de palabras saltando a mi alrededor…..
                                                          Fin