Diario de la Invisible (Historia Cadena)

Cap.8 Voces Cristalinas
Por Cali Axfer
Entramos en aquella fantasía (o al menos aparentaba serlo). Parecía de cristal, y por dentro, mucho más.
Por el momento, todo estaba silencioso. No se oía un alma. 
Tras caminar durante un par de minutos por pasillos repletos de columnas, lámparas de araña de cristal y demás, se comenzaron a oír vocecitas como susurros.
Al principio parecía que eran pequeños cristales cayendo al suelo, pero después me dí cuenta de que no, eran voces. De niños y niñas de mi edad o más pequeños.
-Perdona, pero.-musité, preguntándole a mi guia.- Te imaginas que tendremos que crecer, para poder reproducirnos. Además, ni siquiera me has explicado cómo hemos llegado aquí, ni qué es este sitio, ni nada de nada. Solamente mi misión, que no he dicho que la acepte.
Soné algo brusca, pero si querían pedirme algo, que lo hiciesen como es debido, explicando las razones, una por una.
-Ah, si, perdona.-me respondió.-Tenemos una máquina que os hará mayores en un par de horas. Respecto a cómo hemos llegado aquí, ¿recuerdas el cristal?
Asentí con la cabeza, atenta.
-Es un portal. Estamos en una especie de futuro paralelo. Es decir, que sí que se puede cambiar, al igual que el pasado. Por eso dije "Es mi lugar favorito para abrir la puerta". A eso me refería.
-Vale. Ahora que me has explicado eso... ¿se puede revertir el efecto de la máquina?
-Me temo que no, Laura.
-¿Y le habéis preguntado a todos los niños que hay ahí dentro si quieren ser ya mayores y tener hijos?
-No, pero es su deber. Es por el bien de la humanidad. Y tú eres la pieza más importante.
A eso respondí frunciendo el ceño. Me daba miedo toda aquella trama. No sabía si tenía que fiarme.
-Serás lo que llamamos "La Reina de la Colonia".
Mi cara se descompuso por completo. ¿Reina de la Colonia? ¿De que iba todo aquello? ¿Era broma, no?
-No, no, no, no. Déjame irme a mi casa. Realmente me da igual lo que os pase en este mundo. Seguro que en mi futuro no pasa. Quiero marcharme, préstame el cristal.
-No puedes. TIENES que ayudarnos. Hay cincuenta niños ahí dentro esperándote.
-¿Y no podéis elegir a otra que haga de "Reina"?
-No, Lau. Eres única. Te necesitamos.
¿Única yo? ¡Si era una don nadie! ¿Qué diría mi padre al verme adulta? ¿Y Ana? 
Suspiré. Primero averiguaría de qué iba todo aquello en realidad, y después decidiría si irme con los niños a mi momento del tiempo, o ayudar a este futuro paralelo.
Entré con Crisálida en la salita de cristal. Noté como todos se callaban y me miraba. Aunque noté algo que me punzaba. Eran unos profundos ojos verdes, que me agujereaban los sentidos. Verde esmeralda.


                                                  CAP.7 ¿POR QUE IBA A SER BUENO?
  Por Naina

 -Te estarás preguntando que hacemos aquí, ¿no?-Preguntó mi guía en un momento indeterminado del viaje. Yo asentí con la cabeza, mirando un cuerpo que para nada era como el mío (mucho más mayor y atractiva). Mientras me concentraba en tocar la pálida piel de mis brazos ella continuó.-Te contaré una historia:
>Una vez este mundo estuvo muy poblado, la banda sonora de este mundo era la risa de los niños, pero un día todo eso se acabó.
>Había un hombre, nadie sabe muy bien quién era, ya que era un hombre anónimo, que nunca había hecho nada importante, bueno…excepto esto que te voy a contar. Creó un arma nuclear. Resulta que su familia había muerto a causa del sistema (que dejaba mucho que desear, todo sea dicho) y decidió cargárselo a base de bien, aunque él muriera en el intento. Por suerte le detuvieron a tiempo, pero los gases fueron fatales para muchísima gente, en especial para los niños.
>Ahí es a donde voy a parar, tú no estás aquí para salvarnos de una amenaza, aunque quizás seas de utilidad, estás aquí para que, en nuestro mundo, los humanos puedan seguir existiendo, te hemos cogido como a muchos otros para que tengáis hijos y continuéis la especie.-Dicho esto aceleró el paso, dejándome apenas tiempo para reflexionar antes de ir a alcanzarla, vale, lo entendía, no me parecía bien, pero lo entendía y también sabía que seguramente saldría de esta dialogando, como en las películas de abogados. Sí eso haría, entonces me asaltó una duda:
-Pero… ¿por qué no la continuáis vosotros?-La pregunta le pareció de lo más divertida porque mostró una perfecta sonrisa antes de responder con total naturalidad:
-La bomba dejó a los que quedamos completamente estériles. Ya ves.-En ese momento apareció ante nosotras lo más parecido al castillo de DisneyWorld que he visto en mi vida. MI acompañante se rió:
-Hemos llegado.-Dijo antes de entrar.



                                                    CAP.6 VERDE BRILLANTE
Por Saskia
                                    
Perdí el equilibrio y me caí al suelo. En medio de esa conmoción, sólo se me ocurrió pensar en que me iba a manchar toda la ropa. Con los ojos aún cerrados noté que el brillo disminuía, pero todavía no quería abrirlos, y los mantenía fuertemente apretados. Noté que había dejado de llover.
-¡Venga! ¡Levántate!
Me agarraba del brazo e intentaba levantarme. Finalmente, abrí los ojos y miré alrededor. Menos mal que estaba ya sentada, porque probablemente me habría caído otra vez:
Estábamos rodeadas de árboles y arbustos muy verdes, con flores blancas y amarillas. Delante nuestra se habría un estrecho sendero. Me levanté y me llegó un olor más dulce que el de cualquier pastelería. Oí el canto de los pájaros en un coro tan perfecto que hipnotizaba. La melodía era risueña y alegre, de ese tipo que te invita a dar brincos. Miré hacia arriba y sobre los altos árboles se dejaba ver un cielo compuesto por espirales de pintura blanca y azul brillante. Todo era tan maravilloso, tan reluciente, tan de ensueño.
Estaba sobrecogida, pero eso no le impidió a mi acompañante volver a cogerme el brazo y tirar de mí por ese sendero a toda velocidad. Eso me sacó a medias del pequeño trance:
-¿Dónde estamos?
Ella me sonrió pícara:
-En el bosque, ¿o es que no lo ves?
-Veo un bosque, ¿pero qué bosque?
-Déjate ya de preguntas y corre, que tenemos prisa. ¡Corre más ligero!
-No puedo, me molesta la... ¿falda?
Me paré en seco y vi la ropa que llevaba puesta, que no era la mía precisamente. Tenía una... tela como de seda verde menta claro alrededor formando un vestido, agarrada con cintas doradas... y alhajas doradas y... mi pelo... ¿desde cuándo lo tenía rizado? ¡Y tan largo! ¡E iba descalza!
Le iba a pedir explicaciones cuando me fijé de verdad en ella: ahora llevaba otra tela en color lavanda atada como yo con cintas blancas.
¿A dónde demonios me había llevado? ¿En qué especie de cuento me había metido?
                                                      CAP.5 CRISÁLIDA
Por Cucaracha en su Guarida 

Los días que siguieron fueron los más duros que jamás tuve que soportar.
Los primeros días fueron un continuo mar de lágrimas para mí, encerrada en mi habitación; un dolor que no distinguía el paso de las horas, cuándo amanecía o cuándo anochecía. Me mantuve encogida sobre mí misma, sin ir a clase, sin ver a nadie más que a mi pobre padre que intentaba consolarme entre sus brazos, intentando ocultar que él también buscaba refugio en los míos.
Más adelante, la histeria terminó. Pero dejó a su paso un vacío insoportable cada vez que algún pensamiento me llevaba hasta el recuerdo de mi madre. Al mes de aquel fatídico accidente, papá ya había empezado a reanudar su vida. Había sido duro para él, porque ya no tenía a mamá a su lado y se había convertido en viudo y padre soltero de la noche a la mañana. Sin embargo, había reunido todas sus fuerzas para volver a remediar el caos de nuestro mundo, para seguir adelante.
Pero yo no podía. Empecé a dejar de llorar por los rincones, pero para nada sentía como si lo hubiera superado. Por eso, cuando mi padre me sugirió una mañana que debería volver al instituto, me negué inmediatamente.
—Te vendrá bien estar con gente –me explicó, mirándome con tristeza –, con otros chicos de tu edad. Así te olvidarás de lo que ha pasado y, poco a poco, volverás a ser feliz.
Qué fácil parecía en boca de mi padre; claro que él no estaba al tanto de mi condición. Era la invisible… Estar con gente de mi edad sólo me haría sufrir más. Ni siquiera me había sentido mejor cuando Ana me llamó por teléfono preguntándome cómo estaba.
—Entonces, ¿me prometes que vas a volver? –me preguntó mi padre, intentando sonreir.
En fin, ¿qué otra opción tenía?
—Vale. Te lo prometo –murmuré, bajando la vista a mi desayuno –. El lunes volveré al instituto.

Aquella tarde de sábado una constante llovizna caía del cielo. Pero eso no me impidió ponerme la chaqueta y salir, dejándome llevar a donde mis pies quisieran llevarme. Estar un mes encerrada en casa me hacía echar de menos el aire fresco, y un poco de lluvia no importaba tanto.
Caminé y caminé con la mente en blanco, sin calcular el tiempo que llevaba paseado, chapoteando sobre los charcos y empapándome los zapatos. Intenté no pensar en nada, tan sólo sentir la brisa y las gotas de lluvia empapándome poco a poco la cara y el pelo. Qué difíciles habían sido las últimas semanas, y qué duro iba a ser reanudar mi vida. Pero en ese momento no importaba; tan sólo estaba Laura, la invisible, con la lluvia y unos pies que la llevaban hacia ninguna parte, un paso tras otro.
Pero mi tranquilo paseo se vio interrumpido cuando escuché, detrás de mí, el ruido de unas patas chapoteando en un charco junto al acerado por el que caminaba. Antes de darme tiempo a girarme, una mole peluda se abalanzó hacia mí golpeándome el pecho.
—¡Ah! –grité asustada.
Del susto y el empujón, caí de espaldas al suelo intentando luchar contra la bestia que había comenzado a… lamerme la cara. Cuando pude quitarme al animal de encima y sentarme derecha en el suelo, me di cuenta de que sólo se trataba de un perro; un perro bastante grande, pero al parecer muy cariñoso.
—Hola –lo saludé acariciándole la cabeza – ¿Te has perdido?
—No. Viene conmigo –dijo una voz aguda y dulce a mis espaldas – ¿Eres Laura?
Me levanté enseguida, ignorando al perro que intentaba volver a subírseme encima. Ante mí reconocí de inmediato a la niña que había visto hacía un tiempo en el descampado junto al instituto, jugando con aquella chica misteriosa de mi clase.
—¿Eres Laura? –volvió a preguntar la niña, que parecía bastante inquieta, antes de que pudiera responder – ¿Eres Laura o no? Sí que lo eres, ¿verdad?
—Eh… Sí, soy yo –murmuré, confusa por la insistencia de la niña – ¿Cómo sabes…?
—¡Por fin! ¡Te he estado buscando durante días! –chilló la niña con una sonrisa. El perro, como coreando su júbilo, empezó a ladrar –Tienes que venir conmigo, ¡Serea necesita tu ayuda! ¡Intentó encontrarte, pero no sabía dónde te habías metido! –sin darme tiempo siquiera a reaccionar, la niña me agarró la mano fuertemente y tiró de mí mientras echaba a correr calle adelante. Yo me dejé guiar, intentando no tropezar con el perro que había echado a correr a nuestro lado con la lengua fuera.
—¡Espera! ¿A dónde vamos? ¿Quién es Serea? –pregunté casi gritando, asombrándome de lo mucho que corría la niña.
—¿Quién va a ser? Pues Serea. El enlace. La muchacha nueva del instituto, vamos –replicó la niña.
—¿Cómo? ¡No dijo que se llamara Serea! –exclamé, desconfiada.
—Jo, ¿nunca has dicho una mentira? –dijo la revoltosa niña sin detenerse un segundo –Yo a veces también me invento nombres para que no me descubran. Por cierto, me llamo Crisálida, mucho gusto. El perro se llama Bruno, y creo que me has caído bien.
Aunque todavía tenía muchas preguntas que hacerle a Crisálida, su mano me condujo de pronto hacia un lado de la acera, por un hueco que había entre las tablas rotas de una valla de madera. Yo la seguí con dificultad por aquel espacio estrecho, y Bruno me siguió de un salto.
—¿Qué es este sitio? –pregunté. Nos encontrábamos en lo que parecía una parcela abandonada y llena de escombros entre dos casas. Allí ni había nada y, lo más importante, no había nadie aparte de nosotras dos y el perro.
—Es mi sitio favorito para abrir la puerta –sonrió Crisálida rebuscando en un bolsillo –. Nunca viene nadie por aquí.
Sacó la mano del pantalón y la abrió, mostrándome lo que había encontrado en su bolsillo. Parecía algo así como un cristal de cuarzo de color rosado, pero su brillo era demasiado luminoso para ser normal.
—¿Qué es eso? –pregunté, absorta en la visión del mineral —Cómo brilla…
—¿Sí? Pues ahora verás –dijo Crisálida, mirándome con ojos traviesos y brillantes.
Cuando la niña dejó de hablar, el cristal de su mano pareció obedecerla; su brillo aumentó en cuestión de segundos. Al principio aquello sólo lo hizo parecer más hermoso bajo las gota de lluvia que caían en él; después, sin embargo, la luminosidad fue tal que empezaron a dolerme los ojos y tuve que cubrírmelos con la mano.
—¿Qué está pasando? –grité, asustada.
Pero nadie contestó. Antes de recibir respuesta, la luz cegadora se extendió como una explosión, envolviéndonos por completo.
                                                    CAP.4 SOLA
De repente me desperte,jadeando,sudando,y con los pelos de punta.No podia ser.No,ese sueño otra vez,no.Otra vez ese sueño que me atormentaba cuando tenia 9 años.Era un sueño que no entendia.Para mi misma me dije:tengo que averiguar su signifucado.Mire el reloj.Todavia eran las 7 de la mañana.Me quedaba media hora mas o menos para tener que levantarme e ir al instituto.
-Bueno,-suspire-tendre que empezar a recordar ese extraño sueño.
Pero por mas no pensaba,no le veia ningun sentido,ni ningun significado logico.
-¡Ah!-solte un gritito desesperado-Esto no tiene sentido;voy a dejarlo por hoy.
 Como no conseguia dormir,decidi pensar en otra cosa,como en lo que me habia pasado ayer,cuando segui a esa extraña chica,siempre misteriosa,pero a la vez tan perfecta.Aunque esa chica parecia alegre,libre y decidida,yo habia visto en sus ojos una gran carga,un peso del que no se podia librar.
Mire otra vez el reloj.Ya eran las 7:45.Me levante de la cama,me vesti con mis vaqueros favoritos,la tipica sudadera gris "I love New York",y mis Converse rojas,y baje a la cocina para hacerme el desayuno.Bajando las escaleras de dos en dos llegue a la cocina,y alli vi de espaldas a mi padre.Que extraño,se suponia que tenia que haberse ido al trabajo.No oliendome nada bueno,segui bajando escaleras,pero esta vez sin prisas.Entonces vi a mi padre dandose la vuelta.Y le vi,llorando,y dedicandome un intento de sonrisa.
-Papá,¿que te pasa?-le pregunte alarmada por haber visto a mi padre llorar.
-Mama no va a poder volver hoy a casa de su viaje...-dijo mi padre,con las lagrimas corriendo por su cara.
Me mordi el labio,intentando no pensar en lo que pensaba que habia pasado.
-...el avion en el que viajaba mama tuvo un accidente y cayo al mar.Nadie sobrevivio-murmuro mi padre entre sollozos.
Me tire abatida en una silla,puse los codos en la mesa,y llore.Y mientras lloraba,me sentia pequeña,muy,muy pequeña,en un enorme mundo,donde yo me sentia insignificante,y sola.Muy sola... 
                                                     CAP.3 LA NUEVA
¡Hoy ha sido un dia genial!Ha venido a clase una chica nueva.Yo,al principio,no me he fijado en ella,pero cuando la he visto la he reconocido,¡era ella,la chica que vi en el metro!¡Y que sorpresa me lleve cuando la vi sentarse a mi lado y saludarme!Vista de cerca,era muy guapa,con la cara iluminada y sonriente,y ademas,segun comprobe en clase de lengua,era muy inteligente.
Cuando salimos de clase,la vi salir  con un balon de futbol,(¡mi deporte favorito!)y dirigirse ella sola al descampado que habia al lado del instituto,(con 2 porterias y una canasta de baloncesto)y cuando ella llego al descampado,(la fui siguiendo)vi ha una niña pequeña con un perro,que al parecer,saludaron a la chica,(el perro moviendo la cola,y la niña con la mano)que se puso muy contenta,y les saludo tambien.Cuando llego a su lado,la chica cogio con en brazos,con una mano,a la niña pequeña,y con la otra mano acaricio la cabeza del perro.¡Y que sorpresa me lleve al verles jugar los tres al futbol!Al verles,el corazon me dio un vuelco.¡Esa chica era perfecta!Era inteligente,deportista,alegre,guapa,¡y tambien parecia muy simpatica!Y si era tan inteligente,seguramente le gustaria escribir.Entonces,compartiaria los mismos gustos que yo:el deporte,la lectura,y la musica.¡Igualita que yo!Solo faltaba que le encantara la ensalada,mi comida favorita.Despues de todo,a lo mejor la vida puede tener otro lado mejor,porque para mi,este ha sido el dia perfecto,el mejor dia de mi simple,e invisible vida...
                                                    CAP.2 LA CHICA MISTERIOSA
Volvia a casa despues de un dia normal.De repente,empezo a llover y yo solo tenia dinero para un billete de metro.Entre en la parada mas cercana,y bajando las escarelas,vi a una chica de mi edad,con el pelo liso,largo y rubio.Estaba tocando una guitarra electrica.Me sorprendi y me la quede mirandola,hasta que reaccione.¿A que instituto iria?¿Donde viviria?¿Tendria muchos amigos o seria tan invisible como yo?Eso,era un misterio,pero no se porque,esa chica me atraia por alguna razon...
                                                 CAP.1 DIARIO DE LA INVISIBLE 
16:45 de la tarde.Hoy ha sido un dia normal para mi,Laura,o La Invisible.Me he despertado por la mañana,he desayunado una galleta y un sorbo de leche(no desayuno casi nada).He llegado corriendo al instituto,y al subir hacia clase,por las escaleras,me he encontrado a mi unica amiga,Ana.Ana es charlatana,muy sociable y divertida,aunque vive en su mundo y pasa de todo,pero aun asi,es la unica que me conoce(más o menos).Hemos llegado a clase y nadie se ha fijado en mi,como siempre.Hemos tenido lengua,mates y nos hemos ido al patio.Yo me he quedado en clase leyendo un libro,porque nadie se ha dado cuenta y no me apetecia salir.Yo,Laura La Invisible,tengo 12 años,soy alta y delgada con el pelo largo,ondulado,y castaño;me gusta vestirme con ropas sencillas y discretas.
No creeais que la gente se pasa el dia llamandome la invisible y esas cosas,no,eso seria mejor que lo que me hacen;pasan de mi,no me miran, no me hablan.me ignoran.Pero yo ya estoy acostumbrada.Soy una chica silenciosa,y se me dan genial los deportes,pero nadie lo sabe,porque nadie me conoce...