Me voy a ir a mi pueblo. Pienso aprovechar al máximo la tranquilidad de las vacaciones SIN DEBERES para pasarme todo el día leyendo, corrigiendo y acabando el Diario de Carlota, para poder presentarlo al concurso. ¡Y todo esto gracias a Sam!
Pensando en todo esto, mire otra vez el reloj y vi que quedaba 1 minuto. Dando patadas por debajo de la mesa fui contando los segundos.
10,9,8,7,6,5,4,3,2,1 y….
-¡¡¡¡LIBREEEEEEESSSSS!!!-gritamos a coro toda la clase, dejando al profesor con sus últimas palabras del trimestre en la boca.
Todos salimos corriendo, saltando por encima de las sillas y las mesas y gritando como locos maniacos.
¡¡¡¡¡ESTOY DE VACACIONEEEEES!!!!!
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-Capitulo 3, Carlota Roja:
Estaba leyendo “El Rey Midas” tranquilamente en mi cuarto ( es que me encanta leer en los días de tormenta) cuando se abrió la puerta de mi habitación y vi a mi madre, cargada de bolsas y con la cara iluminada, me dijo:
-Con esto que te he comprado vas a ser Caperucita Roja.
Nada más acabar de decirlo, me tiró literalmente de la cama, apoyó las bolsas y sacó todo lo que había comprado.
Vi una chaqueta roja, una camiseta roja con Caperucita pintada, unas medias rojas, y unas deportivas negras y rojas.
Cuando mi madre vio que mi boca se abría formando una “o” perfecta por la sorpresa me lo explico.
-Es para el desfile del colegio-me dijo sonriente-¿te gusta?
-Eeemmm, sí, me encanta todo mamá-dije, intentando sonreír-Es perfecto-para no decepcionar a mi madre, me puse a soltar mentiras.
Porque con esas pintas iba a ser la burla de todo mi curso durante EL RESTO DE MI VIDA.
Perfecto, a partir de ahora iba a ser “Carlota Roja”, sólo que esta vez, el lobo sería mi madre.
¿¿¿QUEE EL LOBO SERÍA MI MADREEE???Me di cuenta cuando vi a mi madre sacar un traje de lobo. ¿Mi madre vestida de lobo? ¿Mi madre la cocinera, aficionada a aprender costumbres extranjeras? ¿ESA madre, iba a ir vestida de lobo?
¡Ahora sería la burla de TODO EL COLEGIO!
Tenía que evitar aquello como fuera, o tendría que trasladarme a otro colegio, ¡qué horror!
Me pase toda la comida pensando y pensando y al final mirando el libro de “El Rey Midas” que había en la mesa del salón se me encendió la bombilla.
-Mamá, ¿te importa que salga un momento a la calle a comprar unas cosas?-dije poniendo ojos de cachorrito para convencerla.
-Bueno, vale, pero dile a Sara que te acompañe.
Sara es mi hermana mayor, tiene 16 años, y está en la edad del pavo, cosa que la hace la persona más insoportable que conozco.
Antes de salir, busque algunos planos para el que ahora sería el “P.P.S.M.R”(o lo que es lo mismo, plan para salvar mi reputación).
Entré con Sara(o más que con ella, que estaba con los cascos puestos, con su subconsciente) en la ferretería, donde encontré todo lo que necesitaba para la máquina salvadora.
El día del carnaval tenía el P.P.S.M.R preparado para funcionar.
Me había pasado toda la semana creando un cacharro que dejaría en ropa interior a todo el colegio en el desfile (excepto a mí y a Sam, a la que el plan le había parecido divertidísimo).
Vale, esa era la solución para no hacer el ridículo con el disfraz de Caperucita, pero… ¿y el problema de mamá?
Pues muy sencillo. Vamos a aprovechar a Sam la bromista y le vamos a hacer cierta llamada falsa desde el cesto de la ropa….
-Buenos días, Che, me gustaría encargarle un buffet para una gran boda-le dijo Sam con acento argentino.
-Lo siento señor, pero no va a poder ser. Estoy ocupada-puntualizó mi madre.
-Che Boluda, ¿pero usted no me conose?-insistió Sam para convencerla-Soy un rico argentino y usted una cosinera afortunada, ¡va a sacar millones, Che!
-¡De acuerdo! Nos vemos en la puerta del hotel Palace de Madrid y concretamos lo del banquete-dijo mi madre, a la que Sam había convencido desde que dijo “argentino”.
Colgamos el teléfono y al oír que mi madre subía por las escaleras nos metimos corriendo en la habitación y cerramos la puerta.
Mi madre llamo y Sam y yo dijimos a coro:
-Adelante.
La puerta se abrió y mi madre nos dijo:
-Hola chicas- dijo, muy triste-Carlota, losientomuchopero novoyapoderiraldesfile,¿meperdonas?-dijo mi madre a toda pastilla.
-Pues claro, mamá, no pasa nada-dije sonriendo de oreja a oreja-Otra vez será.
Mi madre sonrió y me abrazó.
-Esta noche si quieres se puede quedar Sam a dormir-dijo mi madre, muy contenta-Y tú Sam, ¿De qué vas a ir disfrazada?
-De Caperucita Roja-dijo Sam guiñándome un ojo.
En cuanto mi madre se fue, Sam y yo empezamos a saltar locas de alegría y nos vestimos muy ilusionadas de Caperucitas Rojas.
En el desfile me metí la pequeña maquina salvadora con forma de mando a distancia en la capucha y fui con Sam riéndome durante todo el camino hacia el colegio. Por el pasillo para llegar a clase, todos iban riéndose de nosotras y de nuestro disfraz. A todos les respondíamos con un “Quien ríe ultimo ríe mejor” y una enigmática sonrisa.
Al llegar a clase nos pusimos en la fila y bajamos con todos a la calle. Según avanzábamos iban susurrando a nuestras espaldas y cuando Sam sacó la cámara, yo pulsé el botón y el final fueron muchísimas risas por parte mía y de Sam y un video de Youtube con millones de visitas.
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“¡Menuda imaginación!No se como lo voy a acabar,¡que difícil me lo he puesto!”
Todo esto lo iba pensando mientras miraba el paisaje desde la ventanilla del coche cuando,medio dormida,vi un camión que llevaba un precioso bote azul y blanco recién barnizado y muy brillante llamado “Carlota” que, aprovechando mi adormilamiento, despertó mi imaginación.
Cerré los ojos y soñé,soñé que me subia en el Carlota y navegaba por un océano de letras, con delfines de palabras saltando a mi alrededor…..
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